Religion

Alrededor del 84% de los japoneses profesan seguir tanto el sintoísmo (religión indígena de Japón) como el budismo. El budismo, el confucianismo y el taoísmo de China han influido de manera significativa en las creencias japonesas y en la mitología.

En Japón, las personas siguen una variedad de prácticas, fusionando rituales sintoístas, con creencias budistas y prácticas cristianas, en maneras extrañas e inesperadas. Desde mediados del siglo XIX, también han surgido en Japón numerosas sectas religiosas.

Muy pocos japoneses declaran ser religiosos, pero la realidad es que la mayoría practican ritos religiosos por costumbre, superstición o apariencia. El sintoísmo y el budismo, las dos religiones mayoritarias, cohabitan en armonía  desde hace siglos constituyendo un ejemplo de tolerancia para todo el mundo.

Pese a la omnipresencia del consumo y la tecnología, la religiosidad impregna numerosas actividades de la vida de los japoneses aunque pocos se consideran religiosos. Incluso muchas familias cuentan con un pequeño altar en sus hogares.

Las nuevas generaciones, sobre todo en las grandes ciudades, consideran la religión como una tradición propia de los mayores y poco a poco se van alejando de las prácticas religiosas.

Sintoísmo

También se le conoce como Shinto (神道), que significa “el camino de los dioses”. Es el culto autóctono de Japón. Se trata de una religión politeísta que rinde culto a los kami (神) o espíritus presentes en la naturaleza. Los kami adquieren formas de fenómenos naturales o ideas, como la lluvia, el viento, la nieve o la fertilidad. Existen kami benévolos, como Inari (稲荷), el dios del arroz, la fertilidad, la agricultura o el éxito; o malévolos como los tengu (天狗), demonios peligrosos y destructivos. Hay miles, millones, según el sintoísmo cada árbol, cada objeto esconde a un kami.

El sintoísmo carece de fundador o de un dios predominante, es una forma depurada de animismo que venera a los antepasados y, aunque sólo tres millones de japoneses están oficialmente registrados como sintoístas, esta religión está presente en numerosas actividades de la vida diaria de todos los japoneses, siendo un rasgo esencial de la identidad cultural del pueblo nipón. El sintoísmo ha proporcionado a los japoneses un código de valores, ha cincelado sus hábitos y ha influido profundamente en su forma de pensar.

En el sintoísmo tanto hombres como mujeres pueden ordenarse sacerdotes e incluso pueden tener hijos. Se trata de una religión optimista, que piensa que el ser humano es bueno por naturaleza y que cuando obra de forma incorrecta es debido a la influencia de los malos espíritus.

Existen muy pocos textos sagrados, los más importantes son Kojiki (古事記) y Shoku-Nihongi (続日本紀), ambos escritos durante el siglo VIII, aunque seguramente se escribieron anteriormente. Los dos son libros que unen historia y fábula a partes iguales y narran los hechos más antiguos de Japón.

Por toda la geografía japonesa, y siempre ubicados en entornos naturales, pueden encontrarse templos sintoístas. Algunos son grandes construcciones de una singular belleza, como el famoso torii flotante de Itsukushima o el inabarcable Fushimi Inari-Taisha, con sus más de 10.000 torii.

Budismo

El budismo entró en Japón en el siglo VI. En aquella época el budismo se había dividido en tres corrientes principales – Theravāda, Mahāyāna y Vajrayāna – que se fueron extendiendo desde la India hacia el este de Asia a partir del siglo V. El Budismo Mahāyāna, una corriente que promueve la investigación para descubrir la verdad, sin prejuicios y con total libertad, fue la rama que llegó a Japón y fue introducido por monjes coreanos y chinos. Para ser precisos, esta rama del budismo se asemeja más a una filosofía que a una religión.

Tras unos conflictos iniciales con el sintoísmo, el budismo fue calando entre la población y pronto empezó a mezclarse y complementarse con el sintoísmo.

En el siglo V diversos grupos de misioneros llevaron a Japón el pensamiento de un monje indio llamado Bodhidharma, vigésimo octavo patriarca del budismo y fundador de una escuela conocida como budismo Zen. En la actualidad las figuras Daruma, unos muñecos muy populares en Japón, rinden homenaje a Bodhidharma. El zen busca la experiencia de la sabiduría más allá de un discurso racional y la meditación desempeña un papel muy importante.

Desde su introducción en Japón hasta nuestros días el Budismo ha asistido al nacimiento de numerosas escuelas y corrientes que han influido en la vida política, económica y social.

Cristianismo

El cristianismo llegó por primera vez a Japón en 1549 de la mano de misioneros portugueses y españoles, sobre todo de la orden de los jesuitas. En un principio, las autoridades japonesas vieron en el cristianismo una forma de contrarrestar la expansión del budismo, pero poco después empezaron a percibirlo como una amenaza al comprobar los movimientos imperialistas de los países europeos dentro del continente asiático.

La desconfianza llegó hasta tal punto que en el siglo XVII, durante la era Tokugawa, el cristianismo fue prohibido y se inició un periodo de crueles persecuciones en las que fueron ejecutados cientos de misioneros. Esta situación se prolongó hasta finales del siglo XIX, cuando se acordó en 1889 la libertad de religión.

De 1900 a 1930 surgieron varios movimientos cristianos interesantes como el Movimiento de la No-Iglesia o Mukyokai, una escuela que fusionaba la sensibilidad japonesa con el protestantismo y que huía de toda organización jerárquica, templos y sacerdotes.

Durante la II Guerra Mundial volvió a ser perseguido y desde 1947, tras la ocupación norteamericana, el cristianismo está considerado como una religión permitida en todas sus formas y manifestaciones.

En la actualidad el 1% de los japoneses se considera cristiano, pero fiestas como la Navidad o San Valentín son celebradas por la mayoría de la población.

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